En
los sistemas tradicionales de Wushu, el cuerpo no se concibe como una simple
herramienta mecánica, sino como una estructura dinámica en constante
interacción con las fuerzas de la naturaleza y de la intención interna. El Ving
Tsun (詠春), aunque conocido por su eficiencia
directa, no escapa a esta concepción profunda.
En
esta entrada quiero explorar cómo tres patrones geométricos —el triángulo, el
círculo y la espiral— no sólo organizan su estructura y movimiento, sino que
están directamente relacionados con sus tres formas de mano vacía: Siu Nim
Tao, Chum Kiu y Biu Jee.
El
Triángulo: Estructura y Estabilidad en Siu Nim Tao.
El
triángulo es la fuerza inicial del Ving Tsun. Aparece no sólo en la estructura
de la posición “Yee Jee Kim Yeung Ma”, donde las líneas de fuerza convergen
hacia el centro creando un triángulo invertido—, sino también en la manera en
que se construyen los puentes de contacto (Man Sau, Wu Sau). Las trayectorias
de ataque, los ángulos de desvío y la estructura corporal se organizan en torno
a líneas triangulares que maximizan la eficiencia y minimizan el esfuerzo.
Siu
Nim Tao representa este principio con claridad: es la forma donde se siembran
los fundamentos. La energía aquí es directa y lineal, enfocada en
desarrollar una estructura estática pero consciente, que puede generar fuerza
sin desplazamiento. Definir el Ving Tsun únicamente por esta geometría
triangular, como hacen algunos enfoques simplistas, es reducirlo a una sola
dimensión de su expresión marcial. El triángulo es el punto de partida, pero no
el destino, es la base estática para crear una estructura de donde nacen todos los movimientos aunque de hecho los golpes de codo que finalizan cada movimiento después
del Huen Sao tienen una trayectoria circular, también los puños en cadena del
final de la forma después de atacar mediante el triangulo ceden a la presión a
través del circulo.
El
Círculo: Movimiento y Transición en Chum Kiu.
Chum
Kiu introduce un nuevo patrón de fuerza: el círculo. La forma ya no se
limita al eje vertical; ahora el practicante aprende a conectar el centro con
las extremidades a través del movimiento giratorio, desarrollando el Yiu Ma
Hat Yat (腰馬合一, que
representa la coordinación
total entre la cadera y la base (piernas/postura). En Ving
Tsun, no se busca golpear solo con los brazos, sino integrar el cuerpo entero
como un sistema conectado. Yiu Ma Hat Yat es un principio estructural
y energético clave en Ving Tsun. A menudo se ignora en los niveles básicos,
donde se enfatiza la línea central y la generación de fuerza a través del triangulo y el paso de presión o Sheung Ma pero con el tiempo se vuelve evidente que, sin
integración corporal, no hay verdadero poder.
Los
giros de cadera y las rotaciones de hombros crean una energía centrífuga que
transforma los puños rectos en técnicas con fuerza angular. Esto se manifiesta
en los puños de gancho y en los
giros de codo ( Pai Jarn), que usan la fuerza circular no sólo para
atacar, sino para redirigir el centro de gravedad, conectar con el suelo y
proyectar potencia con el cuerpo entero. Aquí, el triángulo no desaparece, sino
que se dinamiza: cada círculo se construye sobre la estructura de una base triangular que sustenta la estabilidad inicial y final del movimiento.
Chum
Kiu enseña cómo transferir fuerza, no solo cómo resistirla, de ahí radica la importancia de trabajar el circulo (giro) en movimientos tanto "defensivos" como ofensivos
. Es la forma del puente
móvil, que se adapta, fluye y redirige.
La
Espiral: Proyección y Emergencia en Biu Jee
La
última de las formas de mano vacía, Biu Jee, introduce un patrón aún más
complejo: la espiral. Esta fuerza nace de la combinación del triángulo y
el círculo, pero los trasciende. La espiral representa la emergencia, la
ruptura de la simetría, la explosión desde el centro.
En
Biu Jee se entrena la un tipo de fuerza corta “Qing”(劲) ,"Jin" en mandarín, una manifestación de
potencia que se genera a muy corta distancia, no a través de la tensión mecánica, sino mediante la torsión elástica y la expansión helicoidal, una energía refinada, más allá del movimiento mecánico.
Las
técnicas como los
golpes en espiral (Biu Jee Sau, Kwai Jarn) o los
desvíos que combinan rotación y presión ilustran esta fuerza que penetra y
desborda.
En
términos geométricos, la espiral combina la estabilidad del triángulo y la
adaptabilidad del círculo, generando una fuerza explosiva que puede comprimirse y expandirse en un solo gesto.
Este tipo de fuerza que es la última en aprenderse o desarrollarse debe ser introducida en el resto del sistema para complementar las aprendidas anteriormente y generar mayor eficacia en el golpeo.
Conclusión:
Ving Tsun, un Arte en Movimiento.
Reducir
el Ving Tsun al triángulo es quedarse en su cáscara estructural. Aunque
fundamental para la comprensión inicial, esa fuerza rectilínea no
representa toda la riqueza del sistema. A medida que se profundiza en la
práctica, el practicante descubre que el verdadero Ving Tsun es un sistema vivo
y en movimiento, donde la línea recta se convierte en curva, y la curva en
espiral y se van adaptando en función de la situación, no son inmutables mas allá del desarrollo de las diferentes formas. Cada forma introduce una nueva dimensión de fuerza, que no reemplaza
la anterior, sino que la contiene, la complementa y la trasciende.
El
triángulo enseña a sentar la base y a conseguir una estructura sólida.
El círculo, a mover desde el centro y a generar potencia sin desplazar el eje de gravedad.
La espiral, a romper los límites y generar energía a muy corta distancia.
Solo
quien recorre este camino en su totalidad puede comprender el verdadero
espíritu del Ving Tsun: simple en apariencia, pero profundamente sofisticado en
su expresión.