domingo, 30 de octubre de 2022

CORAZÓN CONGELADO

“Kuen yau sum fot”, o en castellano “El puño sale del corazón”, con este aforismo de Ving Tsun quiero comenzar este artículo para expresar el trabajo que no debemos hacer en nuestra interacción con el compañero. Esta referencia al lugar desde donde sale el golpe de puño en Ving Tsun, (determinada por la guardia de manos que utilizamos principalmente los practicantes del estilo a la altura del pecho) no es solo física sino también simbólica, es decir nuestro golpe debe tener “corazón” y esa falta de este órgano o intención es la que veo en algunos instructores y en sus métodos de enseñanza. 
Lo que voy a intentar plasmar en este artículo se podría extrapolar a la mayoría de artes marciales; no tanto a los deportes de contacto, que generalmente suelen ir al “grano” y no pueden permitirse determinados trabajos que damos por buenos en las artes marciales. 

Uno de estos trabajos es el que llamo del “corazón congelado”,  este trabajo que como decía anteriormente se ve en muchas artes marciales y en concreto en el Ving Tsun/Wing Chun/Wing Tsun, no es ni más ni menos aquel en el que el compañero se queda helado al lanzarnos un golpe o baja los brazos para que le realicemos cualquier tipo de técnica. Desde mi punto de vista este es un grave error que nos lleva a tener una falsa sensación de seguridad, al hacernos creer que seremos capaces de repeler cualquier tipo de agresión, y vamos a reaccionar como lo hemos hecho en el gimnasio y nada más lejos de la realidad, si ya de por si es complicado defenderte de una agresión callejera, más difícil es tras entrenar sin "alma". Más tarde  nos damos cuenta de la realidad y demonizamos el estilo, cuando la realidad es que ha habido un mal sistema de aprendizaje. Esta forma de trabajar también suele verse en el Chisao donde una vez realizada una acción el compañero baja los brazos para que le realicemos cientos de movimientos. Como indicaba en el párrafo anterior esta forma de proceder no suele darse en los deportes de contacto, basta ver los cientos de ejemplos donde se realizan series que luego pueden ser llevadas al combate de forma realista, cosa que no podemos decir de muchas de las aplicaciones que vemos en artes marciales. 

No entiendo que se realicen este tipo de acciones donde el compañero lanza un único golpe, sin desplazarse y dejando su brazo perfectamente estirado para que nosotros hagamos todo aquello que creamos oportuno, aunque sean desplazamientos incorrectos o movimientos inverosímiles. Es evidente que cuando practicamos una serie por primera vez la velocidad de ejecución no será la misma que intentando aplicar esta en una situación de combate, pero eso no significa que el compañero deba quedarse “congelado” al lanzar su ataque porque de esta manera no me está ayudando, es más, me perjudica por esa falsa sensación de seguridad de la que hablaba antes. 

Tanto en mis clases de Wushu con los jóvenes, como en las de Sanda o Ving Tsun trato de que mis alumnos se vayan adaptando al nivel de sus compañeros y vayan aumentando la intensidad de sus ataques poco a poco; lo que nunca permito es que lancen un ataque y no recojan el golpe; pretendo que lo poco o mucho que pueda transmitirles tenga un sentido y sea realista. 

Mi propuesta para superar este tipo de enfoque es sencilla, recoge tu mano o pierna al lanzar tu ataque. Comienza utilizando una velocidad e intensidad en la que el compañero sea capaz de responder a tu acción y poco a poco ve aumentando estas hasta que el compañero este sometido a una situación de estrés que se acerque a la realidad del combate en la calle. Hoy día tenemos la posibilidad de utilizar todo tipo de protecciones que hacen que puedas incrementar tu nivel de potencia y velocidad en los golpes de modo que el practicante no salga herido pero si sometido a un nivel de intensidad en el que vea si es capaz de reaccionar ante un ataque real. Evidentemente, el trabajo técnico requiere que ambos compañeros colaboren en cierta medida en función de lo que se quiera trabajar, pero eso no significa que se deban lanzar golpes sin “corazón”. Solo con el simple hecho de que te recojan el ataque, de que el compañero se desplace y no baje sus manos ya debes interaccionar de una manera más real y estar pendiente de su contra ante tu respuesta. 

En el caso del Chisao una vez realizada la acción el compañero debería tratar de recomponerse y volver al ciclo generando así acciones continuas más dinámicas. Al final se trata de que ambos participantes estén generando trabajo. Cuanto más difícil se lo pongamos al compañero más mejorará. Es cierto que al igual que el resto del trabajo, las acciones de Chisao deben trabajarse aisladas pero eso no significa que debamos colaborar hasta el extremo donde el compañero no ha realizado un buen control y dejemos los brazos colgados. 

Lo peor del “corazón congelado” es cuando se realiza con armas, es ahí donde más peligro corren nuestros alumnos si tratan de llevar a la práctica el trabajo llevado a cabo, podéis ver muchos videos reales en redes sociales de lo difícil que es defenderse ante un arma blanca. Al igual que en el trabajo de mano vacía no se deben enlatar nuestros movimientos pues corremos serio riesgo de llevarnos una desagradable sorpresa cuando esos ataques no sean predeterminados y se realicen sin tener en cuenta ningún tipo de patrón y a una velocidad e intensidad para la que no estamos preparado. Para realizar un entrenamiento más realista, se pueden utilizar protecciones que hacen que nos demos cuenta de si es efectivo o no lo que estamos entrenado. En mi caso particular y gracias a un alumno, tengo un par de cuchillos de metal (sin corte y sin punta) preparados para realizar defensa personal ante ellos, para poder ejecutar nuestros ataques con intensidad y no hacernos más daño del debido, utilizamos cascos de esgrima y guantes de hockey con el objeto de poder atacar sin miramientos y ver lo complicado y peligroso que es enfrentarse a un arma blanca. He de ser sincero y comentar las pocas veces en las que puedo salir airoso de este tipo de ataques. 

Soy honesto conmigo y con mis alumnos, por eso cuando realizamos este trabajo trato de que lo vean con esa óptica y sean conscientes de lo difícil que es este tipo de enfrentamientos. Una cosa son los ataques predeterminados para aprender una reacción concreta y otra aquellos que se realizan sin ningún tipo de intención. Una vez superada la fase de aprendizaje se debe trabajar de manera libre y ver si somos capaces de llevar esas técnicas a buen puerto. 

Creo que hay ciertos enfoques que hay que dejarlos para exhibiciones, por su espectacularidad de cara al neófito, pero la enseñanza es otra cosa, esta debe ser realista de otra manera puede traer consecuencias desastrosas si tenemos la mala suerte de tener un enfrentamiento en la calle, pues como decía el fundador del Aikido, Morei Ueshiba, “En situaciones extremas, el universo entero se transforma en nuestro enemigo; en momentos tan críticos, la unidad de mente y técnica es esencial: ¡No permitas que tu corazón titubee!”. Esa mente y técnica deben estar siempre presentes pues es la única manera de que seamos capaces de extrapolar el entrenamiento a una situación de combate. 

El maestro Chan Chee Man solía repetir una frase para hablar sobre la importancia de la intención: Kung Fu spirit and Ving Tsun style. Por último recuerdo haber leído una frase hace tiempo, no sé el autor, que decía “sangra en el tatami para no sangrar en la calle” de ahí la importancia de llevar nuestra práctica al mayor realismo posible, y en ese realismo no cabe el “corazón congelado”.

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